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El instrumento más difícil de tocar

Una de las preguntas quizá más frecuentes entre las personas que buscan ya sea aprender a tocar un instrumento musical por gusto (u obligación), o que simplemente desean profundizar sus conocimientos acerca de la música, es la siguiente:

¿Cuál es el instrumento más difícil o más fácil de tocar?

Hay muchas razones por las que a primera vista, cuando vemos profesionales tocar su instrumento, nos puede parecer más difícil o más fácil de tocar un instrumento que otro y, en base a este juicio, decidimos que queremos tomar clases de este u aquel instrumento o nos convencemos de que hay instrumentos más complicados de aprender que otros.

Sin duda, por la manera en la que el músico toca su instrumento, da la impresión de que no le cuesta nada y lo que hace lo hace con mucha facilidad, y eso nos sorprende.

Llegamos a pensar cosas como: “este instrumento si lo puedo tocar, se ve fácil” o “este instrumento no lo puedo tocar, se ve muy difícil.” Pero ¿qué tan cierto es esto? ¿qué hay detrás de esas ejecuciones profesionales? ¿son estas apariencias las que deben de guiarnos para establecer los parámetros de dificultad en un instrumento? Viajemos más allá de las apariencias e investiguemos un poco…

Los grupos de instrumentos

¿Cómo funcionan los instrumentos? Este es uno de los parámetros que pueden llegar a influir en la potencial dificultad de aprender un instrumento. Si sabemos cómo estos funcionan, nos daremos una idea de que tan complicado es o no para nosotros el producir un buen sonido. Brevemente, veamos los instrumentos más comunes que existen dentro de una academia musical y como se clasifican según la manera en que producen su sonido:

Al momento de clasificar los diferentes instrumentos, estos son divididos en grupos con características en común. La clasificación más detallada fue desarrollada por los musicólogos Erich M. Von Hornbostel y Curt Sachs y nos informa con certeza el cómo producen los instrumentos su sonido. Ellos distinguen cuatro grupos:

Cordófonos: El sonido es producido por la vibración de las cuerdas con cierto grado de tensión. Las cuerdas vibran al ser frotadas con un arco (como el violín o el violonchelo) o punzadas (como la guitarra).

Aerófonos: El sonido es producido en una columna ya sea de madera (como la flauta) o de metal (como la trompeta) al estimular el flujo del aire a través ella. ¿Cómo se hace esto? Con ayuda de tu respiración y tu boca.

Idiófonos: El sonido es producido dentro de ellos mismos al percutirlo con un material externo (como una baqueta o un martillo). Normalmente tienen una afinación definida (como la marimba o el piano).

Membranófonos: El sonido es producido dentro de ellos gracias a una membrana que rodea a un cuerpo resonador. Estos vibran al percutirlos con un material externo, ya sean baquetas o nuestras propias manos. Normalmente no tienen una afinación definida (como un tambor o la batería).

Pros y cons

Ahora que sabemos cómo funciona más o menos cada instrumento, ya tenemos una idea más concreta de cómo se tocan y por lo tanto los retos técnicos que presenta cada uno. Ya que cada grupo funciona de una manera distinta debido a sus características, esto puede influir, por ejemplo, en el tiempo que invertimos para sacar un buen sonido a un instrumento.

Comparemos dos grupos: idiófonos contra cordófonos. El primer grupo tiene la característica de que ya cuenta con una afinación preestablecida y al momento de producir sonido, basta con percutirlos para que suenen “por si mismos”. Tal es el caso del piano.

El último grupo, en contraste, no cuenta con esta característica. Somos nosotros los que debemos de afinarlos con un oído activo, es decir, tenemos que tener un buen oído al discernir las diferentes notas e intervalos para ajustarnos a una afinación temperada y consistente. Tal es el caso del violín, el violonchelo y por supuesto, el canto.

Las características de cada grupo pueden ayudarnos establecer parámetros para medir la dificultad de los instrumentos, y como existe la característica de la afinación, también existen muchos otros. ¿Qué otras características encuentras tú que puedan hacer un instrumento más difícil de tocar que otro?

Detrás de la ejecución

¿Qué hay detrás de esa ejecución que tanto nos emociona? Ciertamente no podemos ignorar que en aquella canción o pieza que nos gusta, hay una chispa de vida y de sentimiento que hace que nos guste tanto. Aun así, nos es bueno recordar que, al observar un profesional tocar su instrumento, lo que vemos en el escenario no es una ocurrencia del talento, sino resultado de un trabajo constante y meticuloso que se realiza por semanas (incluso meses) previamente fuera del escenario. Es así como el músico tiene algo fuerte y auténtico que compartir con su público y este le responde con chispa y emoción.

Por más fácil o difícil que parezca un instrumento de tocar, lo que vemos en el concierto no nos da información suficiente para medir la dificultad del instrumento. Quizás de la obra interpretada sí, pero no del instrumento.

La coordinación y la concentración 

Aunque la manera en que funciona un instrumento puede ser un factor influyente en medir la dificultad de aprender a tocarlo, como argumentamos previamente, este no es un parámetro único. La dificultad de un instrumento también radica en parámetros de naturaleza cognitiva-motriz.

Como toda nueva experiencia, al principio cualquier instrumento que planeemos aprender a tocar nos costará trabajo, independientemente del grupo o familia que pertenezca, y es que lo difícil no es solo instrumento en sí, si no las habilidades de coordinación y concentración que estamos desarrollando al aprenderlo. Esto es lo más costoso mentalmente, pero también una de las habilidades más estimadas dentro del aprendizaje musical.

Aun así, ¡no desesperes! No siempre será así. Después de unas cuantas sesiones de práctica, irás notando que tu coordinación es cada vez más fluida y las piezas que demandan una coordinación más compleja serán más fáciles de digerir e incluso de disfrutar, que es lo más importante.

Espero que esta información te sea de provecho para reflexionar e indagar con más profundidad sobre los retos y dificultades al aprender a tocar un instrumento musical.

¡Comenta! ¿Qué otros parámetros considerarías tú para medir la dificultad de aprender desde cero un instrumento musical?

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